Con el cielo nublado, el canto de los grillos y un viento refrescante, me siento al borde de la cama, cierro los ojos y me pregunto cuándo fue la última vez que escribí una carta. Mi memoria divaga, y me doy cuenta de que ha pasado mucho tiempo, quizá siete veranos. Siempre he guardado este ritual para una persona muy especial, alguien que me quita el sueño y me llena el corazón de algo que no se puede explicar fácilmente. Pero, como mi musa de inspiración, me permites plasmarlo en este papel.
Es preciso mencionarlo que todo inició con el envío de un chocolate con mi número a la protagonista, una linda jovencita de Arequipa, Perú.
Elizabeth
Quizás te sorprenda un poco recibir esta carta, pero la verdad es que he estado pensando mucho en ti últimamente. Desde que nos conocimos, el tiempo ha pasado volando, pero ha sido suficiente para que tu presencia haya dejado una marca muy especial en mí.
Me gustas y realmente valoro los momentos que hemos compartido, me he dado cuenta de que me gustaría que tuviéramos la oportunidad de conocernos de una manera más profunda.
Me siento muy bien cuando estoy contigo y me gustaría explorar la posibilidad de un romance. Espero que te sientas cómoda al respecto y que, si también lo deseas, podamos intentar construir algo bonito juntos.
Con mucho cariño,
santiago F Valle
(svs)